Ayer domingo 22 de febrero en Badalona los que queremos correr la maratón de Barcelona el próximo 15 de marzo, tuvimos la oportunidad de hacer la tirada larga. Con el fin de ver como estamos de fuerzas para afrontar la distancia mítica, los 42,195 km.
Un total de 3500 participantes, según los organizadores del evento, se repartieron en la posibilidad de correr 15 o 30 km. Dependiendo de cada uno.
Para esta ocasión el recorrido había sufrido modificaciones en su parte inicial, en mi opinión un acierto ya que en el anterior recorrido se cruzaba un polígono industrial. Siendo esta nueva variante más cómoda, al contar con asfalto en buenas condiciones y evitando un tramo peatonal.
Esta ha sido mi te era participación en la Maratest, decantandome por la distancia de los 30 km. Me veía con ganas tras conseguir mejorar mi tiempo tanto en la media de Granollers como en la media de Barcelona. Pero la cosa no fue como pensaba, así que aquí empieza mi Maratest.
Mañana despejada, y con previsión de mucho viento. Esto último en mi caso, creo que marcó mucho mi rendimiento durante la carrera.
El objetivo era buscar bajar de 3 horas en la maratón por tercer año consecutivo, así que me sitúo cerca de la liebre de las 3 horas (ritmo de 4:15 min/km). Esto lo hago durante los primeros 3 kilómetros, porque veo que yo voy más fuerte, pudiendo ir más rápido. Así qué siguiendo mis sensaciones (importante no dejarse llevar por ellas), decido pegarme a unos corredores q van con mi misma intención. Dejando distancia con la liebre, y pensando en lo bien que voy.
Mirando el pulsómetro, veo que estoy manteniendo el ritmo bastante, siendo constante (entre 3:50 – 4:00 min/km). En esta vuelta el viento ya hacía de las suyas, soplando en contra o de costado. Lo que conlleva un desgaste energético extra. En el kilómetro 10 recurro a un gel, acompañado de agua de uno de los avituallamientos, para ayudar a asimilarlo mejor.
Llegado a la recta de meta, donde espera el arco para marcarnos la primera vuelta, me sigo notando bien.
Giro a la izquierda y a por la segunda parte de la carrera, la parte que se me haría más larga. A penas tres kilómetros después de haber completado los primeros 15 kilómetros, en el 18 empiezo a notarme pesado y las piernas no van también como antes. Algo no estaba funcionando bien en mi cuerpo. Nada de problemas en las rodillas ni en los pies, era una pesadez de piernas que me hacían pensar en lo peor. Reacciono tomando un segundo gel con contenido en cafeína, mirando de recuperar un poco. En principio parece que funciona, pero no me acabo de encontrar bien, pese a seguir corriendo pero a un ritmo por encima del inicial (4:15 min/km).
Afrontando la ida a Montgat, donde se realiza el giro de 180 grados para volver a Badalona, el viento me pone más difícil aún el avanzar. Acentuando el cansancio y gastando la energía que ha podido darme el gel.
A partir del giro que comentaba antes, únicamente pensaba en llegar a meta y dejar de correr. La cabeza no quería, las piernas se quejaban diciendo que ellas tampoco querían, pero yo quería acabar.
En el kilómetro 25 me paro unos segundos (me tomo un tercer gel), pensando en que hacer si seguir o parar. Los ánimos de los corredores que van más frescos que yo, me hacen arrancar de nuevo tratando de acortar kilómetros. Pero no tardo mucho en volver a pararme unos segundos, ¡venga, que ya queda poco!
Por segunda vez recorro la recta a meta, pero en condiciones muy diferentes a la primera. Finalmente cruzo la linea de meta, parando el crono en 2h07’36».
Después de acabar la carrera toca pensar en que ha podido pasar, pero parece que está claro. El querer ir más rápido de lo que tenía en mente, provocó un desgaste de energía mayor, lo que me provocó quedarme sin fuerzas. Sensación de vacío, de no tener de donde tirar.
Del día de ayer creo que he aprendido un par de cosas, la primera es no fiarse de las sensaciones y marcarse un ritmo cómodo. Nada de creerse que estamos bien y que podremos aguantar, porque las carreras son muy largas y conviene reservar. Mejor acabar fuerte que no mal. Y la segunda, que a la menor sensación de malestar detenerse y no seguir, ya que puede deribar en algo peor.
Ahora a tres semanas de la maratón de Barcelona (15 de marzo), toca plantearse el objetivo de otra manera y no ser tan ambicioso.