Una carrera nueva nos esperaba este último domingo del mes de mayo, buscando carreras para disputar encontramos la Pujada a les dues pedres, organizada por l’Unió Colomenca d’Atletisme (UCA), y en la que celebraban este año su 25ª edición. La carrera nos ofrecía dos distancias, una de 5 y otra de 10.5 kilómetros, así que me decanté por la larga, quería aprovechar bien la mañana del domingo, ya que los kilómetros de semana se quedan cortos es buena forma recuperarlos el fin de semana.
Llegamos a la altura del Pabellón deportivo La Bastida, allí era el lugar de entrega de dorsal, lo recogemos, mientras los organizadores ultiman todos los detalles para el servicio postcarrera. Una vez preparados, ya con la indumentaria para correr, nos dirigimos a la salida que se encuentra unos metros más arriba, en el Parc Forestal la Bastida. Allí había una cartel colocado en un tramo de valla donde ponía «sortida», así que nos reunimos todos los corredores en esa pista de tierra, esperando el comienzo de la carrera.
A las nueve en punto se da la salida, me espero a que salgan algunos corredores y así poder grabar la salida, una vez me incorporo tengo problemas para avanzar, era difícil adelantar. La verdad es que no teníamos prisa, quedaba mucho terreno para adelantar y ser adelantado, así que poco a poco vamos haciéndonos hueco cada corredor hasta adaptar nuestro ritmo de carrera.
Comenzamos un terreno con cuesta, la cosa parece que viene fuete, un descenso y de nuevo un ascenso entre la viviendas de la zona, con pendiente, cosa que provoca que muchos nos pongamos a andar en vez de ponernos a correr en la zona, la diferencia de velocidad entre hacer una cosa y otra es muy poca. En mi caso en vez continuar incrementando la fatiga, prefiero reservar, es en el momento cuando comenzamos una bajada cerca de los 2 kilómetros cuando aprovecho para recuperar algunas plazas perdidas en la subida, soltando piernas llegamos a una bifurcación donde los corredores de la carrera de 5 kilómetros continúan por la derecha, mientras que nosotros lo hacemos por la izquierda no sin antes recoger una botella de agua del avituallamiento que teníamos en la separación de los dos recorridos. Muy necesaria el agua ya que teníamos alta temperatura, debíamos hidratarnos, un poco no venia nada mal pero el problema que la entrega de una botella de agua te plantea que durante el recorrido si te estorba no puedas lanzarla al suelo en una carrera de montaña, así que valoro la situación, y tras dos sorbos la lanzo al suelo en terreno todavía urbano.
Abandonamos las últimas casas y nos adentramos más en la montaña, un ascenso en pendiente ascendente, con un descanso en ese ascenso en el momento que nos desviamos por un camino hacia la derecha, trayecto en doble sentido por el cual nos cruzamos con los corredores que vienen por delante y en el retorno por los que vienen por detrás. Quizás el tramo más complicado de la carrera era el que venia después, una fuerte pendiente constante, poco corredor no bajaba su ritmo de carrera y se ponía a andar, fuerte desnivel, el cual nos llevaba a la cima de la montaña, y desde allí panorámica de la ciudad de Barcelona y Santa Coloma. Personalmente me ha encantado este tramo, el tipo de pista, y con esas vistas, tan solo acostumbrado a ver la ciudad de Barcelona desde una altura como es la que tenemos en la carretera de les aigües, ha sido un buen lugar para correr.
Los corredores que llegamos a ese punto vamos manteniendonos cerca uno de los otros, con algunos es un continúo «te paso, y me adelantas», más bien era el efecto de no perdernos de vista, ya que los claros tanto por delante como por detrás se hacian evidentes. Delante mío una pareja que corrían juntos, a los cuales me acerque en un pequeño tramo de bajada de esta carretera que quedaba en la cima, a pesar de que venían algunas cuestas permanecía junto a ellos, acercándome, e incluso los avance durante unos metros, pero venia otro ascenso duro con curvas, y mis piernas no estaban para eso en ese momento, creía que lo peor lo habíamos dejado atrás, así cambiaba de estrategia, ahora era avanzar como pudiera, ya vendría la bajada.
Los corredores que habia conseguido sobrepasar en el último kilómetro me pasaban, pero justo al llegar a la cima y hacer el cambio de sentido, significado que ahora iríamos en bajada, en la mayor parte del recorrido que nos quedaba, era el momento de lanzar un ataque. El tipo de zapatilla que usaba en pista no iba ayudarme, pero en bajadas con piedras era mucho más recomendable que una zapatilla con suela lisa, aprovechándome de ellas lance mi ataque para conseguir recuperar todo lo perdido en las subidas, y así fue, en un tramo que me ha gustado mucho, y sé que incluso podría haber ido más rápido, pero he querido ser prudente por si después me pasaba factura y necesitase algo de fuerzas para terminar, cosa que si el año que viene si vuelvo a participar sabré dosificarme mejor.
Ya terminando, conseguimos llegar al punto de salida, ahora tan solo nos faltaba recorrer el tramo de carretera y bajar la rampa pronunciada del Polideportivo para cruzar la línea de meta. Tras llegar la entrega de camiseta, botifarra y refresco. Una carrera más que sumo a mi lista, completo con ella más de quince este año, y volviendo con ella a la montaña, cosa que no hacia desde el mes de noviembre en la desaparecida TrailBCN.
Ahora toca pensar en que carreras puedo participar antes del mes de agosto, la que tiene más números para poder repetir la experiencia es la Cursa del Port De Barcelona parece ser la más factible, pero me gustaría al menos correr tres carreras en ese mes.
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